viernes, 27 de agosto de 2021

CASTANESA, SIGUE LA POLÍTICA DE HECHOS CONSUMADOS.

Siguiendo la más arcaica costumbre del engaño y la mentira que han constituido las redes clientelares desde el mismo nacimiento de nuestro histórico y discutido condado, ARAMON ha invadido la Roca de Troc como si las razias de Abd al Malik de final del primer milenio se actualizaran en esta tecnocratica Ribagorza.

Tal como cuenta en su página de de facebook la Plataforma en Defensa de las Montañas, en medio de las praderas del valle de Castanesa siempre ha destacado una formación rocosa bautizada como la Roca de Troc.

Durante siglos ha sido un referente en la geografía, una especie de hito en medio de un mar de hierba, como atestigua que en su entorno se encuentren testimonios de la actividad ganadera desde los primeros pobladores del valle, mucho antes de las razias de Al Andalus.

Para ARAMON este icono del valle, además de una pieza más de la ampliación de la estación de Cerler por Castanesa también representa un valor simbólico como conquista de terreno y derrota del enemigo. 

Este paraje singular será pronto parte de un suburbio compartido por varias ciudades en el que la oligarquía urbana instalará su complejo de turismo industrial.

En esa zona, además de la llegada del remonte y toda una serie de instalaciones anexas, se proyecta un edificio de 400 metros cuadrados de planta y otros edificios complementarios en una primera fase a la que, si alguna inteligencia exterior no lo impide, seguirán otras y otras tantas como sean necesarias para satisfacer la codicia de los de lejos y la ruindad de los de cerca.

La Roca de Troc se encuentra en los terrenos propiedad de una de las familias de Castanesa que se negaban a consentir este atropello y que, a pesar de las presiones por parte de ARAMON/ABD AL MALIK (con el apoyo de la taifa de Zaragoza y del condado de Ribagorza), decidió recurrir a los tribunales junto a una buena parte de los habitantes del valle que se encontraban en situaciones parecidas y varias organizaciones que les apoyan, entre ellas la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón. 

Poco importa al invasor la voluntad de los habitantes del valle, la legalidad de sus actuaciones o la nueva realidad que la emergencia climática trae a la actualidad día sí y día también. Poco importa que el plan hidrológico del Ebro prevea importantes reducciones de los aportes de agua en su cuenca. Si la familia dominante en la taifa zaragoza ha decidido que se puede hacer nieve en donde escasea el agua, la nieve se hará, no faltaría más y así los de siempre seguirán obteniendo de grado o por la fuerza lo que, en su opinión, la tradición ha dispuesto en los libros de historia como su patrimonio familiar.

No son pocos quienes creen que esta última acción es una presión añadida contra quienes han optado por plantar cara a la oligarquía dominante y denunciar públicamente la situación. 

Cierto es que los hechos han sido denunciados por los propietarios ante la Comandancia de la Guardia Civil de Benasque y ante el departamento de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón. Esto podría convencer al pacífico y bienticionado lector de la bondad y garantías de nuestro sistema democrático, pero no se nos debería escapar la enorme asimetría y desequilibrio que existe entre las capacidades de las empresas promotoras y las de los vecinos y colectivos ciudadanos que piensan y trabajan por un modelo de desarrollo territorial en el que los valores naturales se vean como motor de progreso y no como un espacio de explotación ilimitada.

Los  primeros  cuentan con el apoyo de las estrucuturas públicas, tanto en la taifa cesaraugustana como en el pago de Ripacurtia y además con el silencio complice de buena parte de la población que replíca el comportamiento de hace mil años buscando el sol que más calienta y que está dispuesta a negar el cambio climático y todo lo que le manden con tal de no perder su espacio de confort.

A los “perdedores ilusionados” que habitamos en los colectivos ecologistas siempre nos quedará la palabra y seguiremos contando a nuestros vecinos que la perpetuación del modelo de explotación de las montañas, tal como se configuró el valle de Benasque de los años 60-80 tiene poco que ver con esta realidad que nos interpela cada día.

…si he perdido la voz en la maleza,

me queda la palabra.

Blas de Otero