El
pasado sábado 16 de mayo el agua del grifo sale turbia y con evidente olor a
purin. La situación no mejoró durante el fin de semana y el lunes, los vecinos
afectados se dirigieron al ayuntamiento de Capella donde les aseguran que el
agua es apta para el consumo.
El
martes 19, ya había disminuido algo el olor, aunque se sigue percibiendo el del
purín. Varios vecinos deciden someter a análisis el agua del grifo para saber a
qué atenerse y el jueves 21 el Colegio de Farmacéuticos de Huesca les traslada
el resultado que arroja un índice de amoniaco 7 veces superior al admitido para
el consumo y un alto índice, también en nitratos.
Al
margen de la validez legal de esta analítica, se confirman las sospechas de la mala
calidad del agua del abastecimiento.
Con
esta información los vecinos que mantienen su preocupación se ponen en contacto
con SEPRONA, Medio Ambiente y la Oficina Comarcal Agraria. En su ánimo no
existe una intención de culpabilizar a nadie, aunque si muestran su malestar
por el escaso interés demostrado ante una situación que, más en esta época de
confinamiento, puede poner en peligro la salud. Si unos pocos vecinos, con
medios escasos, han conseguido una analítica en un plazo de dos días, causa
extrañeza que el ayuntamiento no haya sido capaz de algo parecido.
Se está
a la espera de que el consistorio de Capella realice una nueva analítica el
próximo lunes. Esta tardanza es ya de por si negligente porque evita peritar el
momento puntual en que se ha producido la anomalía en el abastecimiento.
Desde
este grupo ecologista hemos conocido en varias ocasiones vertidos puntuales de
purines, tanto en el Esera como en el Isábena que son difícilmente demostrables
si lo que hacen las autoridades que deben de velar por la salud de los vecinos
y el cumplimiento de la normativa medioambiental es realizar un análisis después
de una semana de que se haya observado la irregularidad.
Coincidimos
con los vecinos de Laguarres en la intención de evitar la culpabilización, pero nos parece muy grave que después del tiempo transcurrido desde
nuestra anterior entrada, la situación lejos de resolverse haya demostrado que
la solución provisional adoptada también ha fallado.
No nos
debería valer la solución de beber agua embotellada. El abastecimiento y el
saneamiento de agua es una competencia municipal que se debe prestar con plenas
garantías de calidad.
Lo que
pone este hecho sobre la mesa es la precariedad del equilibrio de la industria
del porcino y como el coste de una parte de ese proceso, se saca del proceso
económico para que lo absorba la sociedad en un ejemplo de insolidaridad que
huele mucho peor que el purín que producen.
Otra información publicada sobre ganadería industrial:
https://ribagorzaenaccion.blogspot.com/search/label/GANADER%C3%8DA%20INDUSTRIAL
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