Cuando la alcaldesa de Montanuy dice que “se trata de un proyecto aprobado por los
propietarios de la montaña de Castanesa y apoyado por los vecinos”,
podemos recordarle que si bien es cierto que hay un consenso mayoritario a
favor del proyecto, no puede negar que también ha habido una fuerte oposición interna
organizada desde el principio y que se ha manifestado en la configuración de
asociaciones como “Naturaleza Rural” y en una fuerte presión política en el
entorno municipal. En 2008, las elecciones fueron presentadas por el
ayuntamiento como un refrendo al nuevo Plan Urbanístico, sin el cual no se podía
llevar a cabo el proyecto de Castanesa, y perdieron dos concejales. En 2011 un
44% de los votantes se posicionaron abiertamente en contra de este tipo de
desarrollo oligárquico, en 2019 sigue manteniéndose la misma situación.
Se confunde la alcaldesa de Montanuy cuando “muestra su asombro acerca de las
manifestaciones de los grupos ecologistas a los que les ha sorprendido el
inicio de obras, cuando ya fueron anunciadas por la DGA la pasada primavera”.
El entorno ecologista sabe perfectamente en qué estado está el proyecto y cual
es el proceso de ejecución. Lo que sorprende al entorno ecologista es ver como
se da continuidad a un proyecto muerto, desfasado, desmembrado y sin ninguna
expectativa de futuro.
La alcaldesa de Montanuy y todos a los que representa viven esta situación con
las falsas expectativas de un desarrollo económico vinculado al esquí y a la especulación
urbanística, porque terreno para construir y edificar, sí que hay en Montanuy.
Ester Cereza no quiere asumir que la burbuja inmobiliaria estalló y que ya no va a nevar como antes. Ella misma se engaña.
Pero es que, además, premeditadamente, Aramón la está engañando, porque las
verdaderas intenciones de Aramón son exclusivamente contables. El proyecto de
Castanesa computa en el activo de la contabilidad de Aramón S.A. equilibrando
precariamente su balance. Si les caduca el estudio de impacto ambiental tendrán
que sacar del activo el Proyecto de Castanesa y automáticamente Aramón S.A.
tendrá graves problemas contables, si no entra en quiebra. Para que esto no
ocurra, tienen que empezar las obras en Castanesa este verano y terminarlas
antes de diciembre de 2020, fecha en que caduca la Declaración de Impacto
Ambiental. A Aramón solo le interesa salvar su empresa de la quiebra, nada que
ver con el desarrollo social de las zonas de montaña. Y la alcaldesa de Montanuy
es ingenuamente cómplice de Aramón, conducida de la mano de Marcelino Iglesias,
el siempre valedor de este despropósito.
En Radio Huesca dice: “A aquellos que se oponen, desde las grandes ciudades a un proyecto
apoyado y demandado por todo el territorio y, en especial, por los propietarios
del monte, les invita la alcaldesa de Montanuy, a acercarse al territorio y
plantear soluciones reales”. Naturaleza Rural quiere recordarle que las
ciudades están llenas de gente que emigró de los pueblos y que algunos de los
mayores propietarios de fincas rurales viven en la ciudad, por ejemplo Aramón
que es ahora el mayor propietario de terreno en Montanuy. Y recordarle también
que Aramón ha amenazado con la expropiación (como si una empresa tuviera la
capacidad para expropiar) a los vecinos que no están de acuerdo en ceder sus
fincas para este proyecto y que a todos les va a pagar a precio de
expropiación con lo cual, los que sí quieren vender tampoco tienen motivos para la alegría.
Para descargar la obra de Costa:
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/vscripts/wginer/w/rec/3215.pdf
Para descargar la obra de Costa:
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/vscripts/wginer/w/rec/3215.pdf