Sin duda el espacio público debe dar lugar para la libre expresión de las ideas de las gentes que hacen posible y habitable ese espacio.
No obstante aquellas expresiones, símbolos o imágenes que, por su posición o colocación pueden inducir a creer que definen a la población en su conjunto, deberían ser rigurosas en que efectivamente representen la opinión de la mayoría de la población. En ese sentido, sería deseable que su exhibición fuera refrendada por un acuerdo entre los representantes públicos como garantía de ese consenso.
A la sorpresa que ya mostramos en su día por la magnífica pancarta que muestra a todos los visitantes de Graus una reivindicación inexistente, se suma la de la oso-fobia de un vehículo municipal que no creemos que resuma el pensamiento de muchas personas de Ribagorza.
Desde este blog tenemos la sensación que por la vía de los hechos consumados, se van introduciendo ideas y formas de entender sin el necesario debate y consenso.
