Actividad de EeA en la zona. 3 de junio de 2012 |
Estamos de acuerdo plenamente en que cualquier núcleo
habitado de nuestra comarca debe estar bien comunicado y con un adecuado
mantenimiento de sus vías de acceso que no supongan nunca una merma en la
calidad de vida de sus habitantes. Pero, como toda acción humana, no estará de
más que esté sometido a la escala adecuada a las necesidades de las personas y
de los paisajes. Viene a la mente la imagen de matar moscas a cañonazos o, en
plan más erudito, la inscripción del frontispicio del templo de Delfos: “NADA
EN EXCESO”
En el recorrido que hicimos este verano por la descomunal escombrera
en que se había convertido la antigua carretera de acceso a Espés un vecino
explicó, con la sabiduría propia de la experiencia vital acumulada, que aquella
carretera no hubiera requerido más que algún retoque y un buen mantenimiento y
que todo aquel movimiento de tierras le parecía una exageración y sobre todo un
despilfarro de dinero.
Pues bien, la desmesura, el despropósito y el despilfarro han
vuelto a materializarse en Ribagorza, en esta ocasión en el valle del Baliera, en
el lugar entrañable de Fonchanina.
El pleno del ayuntamiento de Montanuy aprobó el pasado
viernes el proyecto para la mejora de la carretera que une este pequeño núcleo
con el de Castanesa. Casi millón y medio de euros que vuelve a sorprender a cualquier
observador desinteresado que puede comprender perfectamente que el único
habitante de Fonchanina tenga un acceso digno y seguro, pero al que le resultara
mucho más difícil comprender el desmesurado coste de esta obra.
La alcaldesa niega rotundamente que este proyecto tenga nada
que ver con el acceso a las futuribles pistas de esquí que la empresa Fomento y
Desarrollo del Valle de Benasque ha comenzado a realizar en el valle. Pese a
ello, no es difícil de conjeturar que, si este año las máquinas de la empresa
de Benasque están trazando una vía de comunicación entre el Collado de Basibe y
Fonchanina, esta nueva y millonaria obra completa la posibilidad de
comunicación de la Estación de Esquí de Cerler por el valle del Baliera. Y
pensando, pensando es fácil de llegar a la conclusión de que se cumple de esta
forma la vieja pretensión de algunos políticos ribagorzanos, de abrir Cerler
desde la carretera N-230 que une Lleida con el Valle de Arán.
De esta peculiar manera, los escasos dos kilómetros que unen
Castanesa y Fonchanina pasan por ser una obra relativamente pequeña fácil de
justificar por las necesidades de los vecinos de acceder con seguridad a este
último rincón. Sin duda, la actividad ganadera y el desarrollo turístico
que está nueva vía mejora, se mostrarán en los informativos aragoneses como
aval de la inmejorable gestión del Ayuntamiento y de la Diputación. No faltará
la oda a la España Vacia/da que se ha convertido en la navaja suiza de la
pobreza argumental de quienes siendo los responsables de su vaciado pasan por
ser sus salvadores.
En el proceso de información pública, cuando podamos tener acceso al proyecto, tendremos que apuntar que
la actuación proyectada se halla dentro del ámbito del Plan de Recuperación del
Quebrantahuesos, abarcando de forma puntual una zona designada como Área
Crítica para la especie, en el tramo final. Así mismo la obra se localiza
dentro del ámbito del área de influencia socioeconómica del Plan de Ordenación
de los Recursos Naturales del Parque Natural Posets-Maladeta. Después de ver
cómo se ha desarrollado las voladuras en las obras del Congosto de Ventamillo,
toda cautela es poca.
No queremos cerrar esta entrada sin mostrar nuestro afecto y
respeto por el único habitante de Fonchanina y por los habitantes de la zona y
su derecho a un desarrollo en equilibrio con el medio. Al mismo tiempo no podemos dejar de
manifestar, ya que no existe ningún otro medio que lo haga, que las actuaciones
en el valle de Castanesa constituyen un desprecio al medio natural, un gasto
obsceno de recursos públicos y la consolidación de un modelo de desarrollo que
la actualidad científica y económica nos está diciendo a gritos que caducó con
el siglo ya pasado.
Razones para la esperanza. La naturaleza sabe lo que hace |