En esta primera entrada del año sobre Castanesa, intentábamos resumir las últimas novedades y le dábamos vuelta a la mejor manera de explicar la
compleja trama de intereses económicos y políticos que se tejen y destejen a
costa de las laderas nevadas (hoy, como el resto de España) y, nuevamente el
gobierno de Aragón nos ha sorprendido por su marcada ignorancia. El mismísimo presidente ha dicho en Twitter que: A la vista de las imágenes que nos deja
la #TormentaFilomena, no parece que el cambio climático vaya a suponer
necesariamente la desaparición de la nieve. El año pasado ya fue muy pródigo
con nuestras montañas en ese sentido.
Esta afirmación, más propia de un terraplanista evangélico que de alguien capaz de distinguir a las “trianeras tocadas por
los dioses del socialismo y la política" define sin duda, el escaso nivel
de calidad y sentido de la oportunidad de nuestros representantes públicos.
Lo cierto es que, volviendo al origen de nuestros intentos, el mismo "nivel" marcado por Javier Lambán en twitter es aplicable a cuanto podemos decir tanto sobre
el proceso de expropiación forzosa que sigue su curso, como las extrañas
circunstancias en que se produce el desmontaje de la empresa “Castanesa Nieve”. Esta empresa que se definió en su momento, como la herramienta que debería materializar el
proyecto de la ampliación de Cerler, va perdiendo sus activos y capacidades conforme ARAMON (IBERCAJA) improvisa la forma de salir airosa del berenjenal en que se ha metido.
Sobre este último asunto que explicábamos ampliamente en nuestra entrada del pasado 6 de diciembre, poco han cambiado las cosas, excepto la sorpresa que nos pueda causar el escaso eco que este, aparentemente pequeño, detalle no cause más contestación en los vecinos del Baliera. Parece que nadie
se está dando cuenta de que el Proyecto de Interés General para Aragón aprobado
en 2010, precisamente por su objetivo manifestado de ayudar al desarrollo del valle de Castanesa,
bascule a ser, simplemente una ampliación menor de la Estación de Cerler y por
tanto, la posibilidad de ayudar al asentamiento de población y calidad de vida a
sus habitantes que se ha argumentado, se pincha como cualquier otra burbuja de
ilusionante banalidad.
Con respecto al estado del proceso de expropiación de los
terrenos sobre los que se tiene que asentar las futuras actuaciones que ARAMON
maquina para la próxima primavera, ya vimos que el pasado día 7, el Boletín
Oficial de Aragón publicó el rechazo a las alegaciones de las familias de
Castanesa expropiadas por la empresa ARAMÓN. Con ello se aprueba la relación de
tierras a ocupar, se concede a la empresa la "necesidad" de ocupación
de las tierras de los vecinos y se inicia el expediente expropiatorio para
arrebatar sus tierras a 35 familias del valle de Castanesa y entregárselas a la
empresa publico/privada ARAMÓN. La misma empresa que dice no tener dinero para pagar a
sus trabajadores pero que sí lo tiene para expropiar sus tierras a las familias
de Castanesa. Parece demostrarse por la vía de los hechos, que no es una
cuestión de falta de dinero, sino de a qué se dedica, si a pagar a los
trabajadores o a quedarse con las tierras de las familias. El viejo modelo de
siempre que parece que no cambia por mucho que lo haga el calendario.
Esta disposición de la Consejería de Vertebración del
Territorio Movilidad y Vivienda del G. de A. también causa no poca sorpresa,
sobre todo a buena parte de simpatizantes y militantes de Chunta Aragonesista. Son cada vez más los que no acaban de entender el complejo encaje de bolillos conceptual que se puede llegar tejer para explicar porqué se hace exactamente lo contrario de lo que se dice.
Es difícil comprender cómo se puede manifestar oposición a
unas obras y aceptar uno tras otro todo el bricolaje legal y contable que
ARAMON presenta para mantener en pie el cadáver de un Proyecto de Interés General que se deshiela como el glaciar de Monte Perdido.
Se pone de manifiesto como telón de fondo, de este y de otros asuntos en lo que era de esperar una mayor contundencia de los partidos de izquierda, que las prioridades del Gobierno de Aragón y sus equilibrios internos discurren por otros senderos distintos de los movimientos ciudadanos cuyo apoyo les prestó la posibilidad de hacer posible un cambio por todos deseados. Tal vez sea que “no se puede” hacer de otra manera?.