miércoles, 3 de agosto de 2022

LAS PLANTAS DE TRATAMIENTO DE PURINES. CAPELLA, POR EJEMPLO

La planta de tratamiento de purines de Capella parece un cercano ejemplo de cómo funciona el entramado de intereses empresariales, anuencia y franca colaboración de las administraciones, seguidismo de los representantes públicos de aquí y de allá y todo ello amparado en el silencio de las mayorías sociales que, o no ven o prefieren no ver, una realidad cada vez vez más clamorosa.

RETABLO DE S. MARTÍN, UNA JOYA EN CAPELLA

La planta de Capella, que sigue a la espera de demostrar lo novedoso de su, ya anticuada, tecnología junto a las de Zaidin, Valderrobres y Peñarroya de Tastavins fue financiada a cargo del convenio que en 2008, el Gobierno de Aragón suscribió con el Ministerio de Agricultura en la época de Cristina Narbona. 

Esta inversión a fondo perdido estaba destinada a construir las depuradoras de las cabeceras de los valles pirenáicos aragoneses. De haberse ejecutado esta decisión ministerial, tendríamos una situación completamente distinta en el oscuro y maloliente Plan Aragonés de Saneamiento y Depuración.

Por contra el gobierno de aquel momento, decidió que el “sistema de concesión de obra pública” iba a resolver la depuración de toda la comunidad con la derivada intencionada de avanzar hacia la privatización del servicio de saneamiento con la consiguiente perdida de esta competencia en los ayuntamientos aragoneses. Todo ello a mayor gloria de los intereses económicos que circulaban, circulan y parece que cricularán, por los pasillos del Instituto Aragonés del Agua. 

El fantasma de una sesgada colaboración publico-privada  (idolatría compartida por PP, PAR y PSOE) flota en el Pignatelli y no parece que vaya a haber cazafantasmas capaz de disolver el ectoplasma que desprende la gestión de estos largos años.

Ciñéndonos a la planta de Capella en julio de 2019 (con más de 10 años de retraso) se otorgó concesión demanial a la empresa Griñó Ecologic S.A. para que en el plazo de 18 meses se realizaran las pruebas y puesta en funcionamiento de la instalación. Pasado de sobra ese periodo, la planta sigue en la misma situación. Creemos que la capacidad de gestión de la empresa y del propio IAA deberían haber resuelto los problemas en que se excusa el incumplimiento: que ENDESA debería haber tramitado el vertido a la Red de la electricidad producida y que se podrían haber actualizado los permisos antiguos o los requerimientos de la empresa eléctrica. Todo ello trasluce sencillamente la ineficacia de la empresa concesionaria y/o la torpeza de las administraciones, desde la municipal a la autonómica.

Se podría pensar que el interés de Griñó Ecologic S.A. no es tanto el funcionamiento de la planta y el servicio a la comunidad, cuanto mejorar su presencia/apariencia en el mercado bursatil BME Growth sobre todo cuando el conglomerado asiático China Tianying (CNTY) a través de URBASER, entró a participar en el grupo Griñó. Conviene saber que URBASER fue vendida en 2016 a un fondo chino y pertenece en la actualidad al fondo de inversiones americano PLATINUM. Así el antiguo negocio de tratamiento de residuos de ACS va cambiando de manos en función de las oscilaciones de un mercado ajeno a la existencia de Capella.

La administración que ha puesto las plantas de Zaidín y Capella en manos de una empresa debería exigir que se cumpliera el pliego de condiciones de la concesión. Podríamos entender que la cuenta de resultados de Griñó sea prioritaria para la empresa, pero también sería entendible que las administraciones velaran para que ese beneficio se armonizara con los compromisos adquiridos en la concesión demanial. De otro modo, se podría pensar que exista una conexión poco clara entre la administración y la empresa adjudicataria como práctica habitual en la gestión de los bienes públicos. Para robustecer este argumento no habría más que dar un repaso a la evolución personal/profesional que han experimentado algunas personas que han ostentado cargos de relevancia en el gobierno de Aragón o en las entidades de derecho público dependientes (por ejemplo INAGA-FORESTALIA).

En este tiempo en que el lavado verde y los fondos europeos NGEU parecen auspiciar que el modelo productivo y de consumo no sufra el menos cambio, desde la Ecología Social hay que recordar que es preciso un cambio profundo de paradigma social.

En materia de tratamiento de purines la mayoría de las soluciones que se están planteando, se hacen para permitir el crecimiento del sector, no para arreglar el desastre ya realizado. En eso no existe la mínima voluntad de cambio.

Desde nuestro punto de vista la solución integral no puede ser más clara:

1) Utilizar la tecnología de tratamientos para solucionar los problemas de atrás no para justificar el crecimiento, al menos hasta que no estén solucionados esos problemas.

2) No perderse, ni buscar tratamientos sofisticados, los más simples son los más baratos y, casi siempre, los más eficaces.

3) Que sea el integrador quién financie el tratamiento del purín. Es posible, mediante un sistema integrado de gestión que vaya sobre el precio de la carne, de manera que, al final, sea el consumidor el que paga el coste de la depuración (5/6 céntimos de euro en kg).

La patronal responde ante esta propuesta diciendo que eso significaría un aumento del precio de la carne que, desde nuestro punto de vista no superaría el 4%. y que entendemos perfectamente asumible por el sector.

Para finalizar, creemos que se puede avanzar significativamente si existe voluntad para ello tanto desde la mentalidad empresarial como de la voluntad política. Existe una realidad socioeconómica en donde hay un sector muy potente que está generando grandes beneficios y, como en otros aspectos de la vida económica, se prefiere derivar fuera del proceso una parte de su coste.

En el contexto global en que nos encontramos debería ser más importante, si cabe, ponerle coto a la codicia y hacer lo posible por la búsqueda de un equilibrio entre todos los aspectos productivos que dan vida al mundo rural que necesita mucho más que burdas declaraciones de apoyo a la “España Vacía”.