domingo, 17 de enero de 2021

PLANEAMIENTO URBANO Y GANADERÍA INDUSTRIAL. 1

 

En la práctica administrativa cotidiana municipal hay trámites de apariencia nimios que pueden resultar trascendentes con el paso del tiempo.

El planeamiento urbano es la herramienta con que un ayuntamiento se dota para definir y limitar el tipo de instalaciones que quiere para sus vecinos y las que decide dificultar. Por eso son los Planes Generales de Ordenación Urbana una herramienta eficaz a la hora de hacer efectivo el control sobre las instalaciones ganaderas.

En este momento está sometido a información pública un cambio en el PGOU de La Puebla de Castro que se podría entender como banal si no fuera porque de su aprobación no solo depende que OTRA gran instalación ganadera incremente la nómina del porcino comarcal, sino que además de la simplificación en las categorías de suelo se puede derivar una pérdida importante de biodiversidad y una limitación en los usos agrícolas.

En el caso que nos ocupa, además el procedimiento que se somete a información pública es una anomalía por cuanto en agosto ya se sometió al proceso de información pública el proyecto y estudio de impacto ambiental de ampliación de la misma explotación porcina de multiplicación de razas puras o híbridas. Además de la “originalidad” de realizar la publicación en los dos casos en periodo vacacional, destaca el hecho de que se pueda aprobar un proyecto del que todavía no se tiene seguridad de que el suelo sobre el que se va a construir sea el adecuado.

Desde este blog creemos que el ámbito de la evaluación ambiental no se debe circunscribir al perímetro físico de la zona concreta en donde se pretende actuar, sino que se debería contemplar una zona amplia que incluyera también los términos municipales limítrofes. El hecho de que el proyecto se encuentre en una zona vulnerable a la contaminación por nitratos de origen agrícola debería despertar en los ayuntamientos afectados la cautela suficiente para paliar esta situación.

Estamos convencidos que quien redactó el planeamiento urbano en su momento determino una clasificación de suelo adecuada a la realidad socioeconómica del entorno y así ha funcionado hasta la fecha. El documento posibilitó la instalación de la explotación ganadera actual que, por cierto, todavía debería corregir alguna irregularidad. Por tanto, la variedad de usos del terreno, incluido el de monte como valor medioambiental es un valor que no se debería cambiar por una nueva instalación que ya anuncia su intención de realizar una tercera ampliación en el futuro.

Resulta difícilmente justificable que, para la propuesta de alternativas y la selección de estas, se haya utilizado como criterio, además del económico, el de la protección del medioambiente. Es sobradamente conocido que la garantía de la protección medioambiental viene de la mano del respeto a la biodiversidad vegetal y animal y esto es difícilmente sostenible en una situación de crecimiento desproporcionado de un sector, como el porcino, que aún está muy lejos de resolver las causas de sus afecciones al medio natural.

Las explotaciones ganaderas intensivas, en este momento generan graves riesgos para la salud pública, el medio ambiente y también para la vida de los habitantes del mundo rural. En tanto el sector no asuma como costes de producción los del tratamiento de sus residuos, estaremos apoyando una industria contaminante y tendrá que ser, como casi siempre, el dinero público el que tenga que poner las medidas para paliar una situación que día a días se hace insostenible.

En este sentido y antes de autorizar otra gran instalación ganadera, deberíamos conocer la evolución que lleva la Planta de Tratamiento de Purines de Capella que se sufragó con fondos destinados a la depuración de las localidades de las cabeceras de los ríos pirenáicos que ahora las tienen que VOLVER A PAGAR los aragoneses con sus impuestos.

Este grupo ecologista apoya la petición que desde la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial se está impulsando al Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación y a la Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para el establecimiento de una moratoria a la instalación y ampliación de explotaciones ganaderas intensivas.

Para terminar, queremos manifestar nuestro respeto hacia los agricultores y ganaderos. Aun a sabiendas de que sus calificativos puedan ser “poco afectuosos” hacia el mundo ecologista, creemos que también ellos comprenden la necesidad de tener un medio natural en buen estado en donde el acceso al suelo y al agua no se vea limitado por más interés que no se el común.