Un significativo grupo de vecinos esta proponiendo la aplicación del acuerdo del Pleno del Ayuntamiento tomado en 2018 respecto a los problemas de seguridad vial y ciudadana que, especialmente el tráfico pesado, presenta en la actual travesía de Graus. Desde entonces ha pasado bastante tiempo sin que aquella voluntad colectiva de todos los representantes públicos haya pasado el umbral de las buenas intenciones y como otras tantas veces que se ha manifestado esta vieja idea hay opiniones para todos los gustos.
Entre ellos la oposición a las infraestructuras hidráulicas que durante casi cuarenta años pesaron sobre el ánimo de la gente, han sido determinantes en las posibilidades de progreso de una comarca que después de ese tiempo tal vez acumule cierto determinismo o resignación social.
Casi olvidados los proyectos de embalses de Campo, Comunet y Santaliestra, la realidad demográfica no ofrece grandes esperanzas ni novedades. Mientras estas amenazas generaban la oposición entre las población afectadas encabezadas por la capital comarcal, surgieron, unas veces con carácter de compensación y otras como exigencia propia, iniciativas de actuaciones de las administraciones que en su momento se creyeron adecuadas para el desarrollo comarcal.
Tal fue el caso del Túnel Benasque-Luchón o de la Variante de Graus. La primera de estas reivindicaciones ha caído en desuso por la propia evolución de los tiempos: la existencia ya de dos pasos fronterizos, Bielsa y Viella, desaconsejan, más allá del recuerdo nostálgico, la pervivencia de esta reivindicación.
En el caso de la Variante de Graus, la situación es justamente la contraria porque la evolución de los tiempos no ha hecho más que aumentar la necesidad de resolver lo que desde los tiempos de la oposición al embalse de Comunet ya se veía imperioso. El aumento del tráfico pesado, en intensidad y tamaño de los vehículos, ha repercutido en un aumento proporcional del peligro y las molestias para todo el vecindario y visitantes de Graus que en un momento u otro, son usuarios de esta vía.
No estará de más considerar que, si bien pueda darse la creencia de que disminuir el tráfico en la travesía de Graus perjudicaría el comercio de la localidad, será preciso enfatizar que el objetivo que se persigue es mejorar especialmente el tráfico pesado y que el resto de usuarios será libre de elegir el camino más adecuado a sus intereses y necesidades. Nadie duda de la creatividad del comercio para atraer hacia el centro de la localidad a los viajeros que quieran hacer de Graus su espacio de compras y de ocio.
En otros aspectos de una actuación tan importante como la que se propone, es también preciso considerar en este proyecto, la realidad paisajística, medioambiental y cultural. A sabiendas que toda actuación humana supone una alteración, esta debe mantenerse en términos de sostenibilidad y si importante es la realidad de las huertas del Isábena o la entidad como corredor de biodiversidad de este río, no menos importante es el yacimiento de La Peña de Las Forcas que guarda aun por estudiar un asentamiento humano desde el Magdaleniense Inferior al neolítico antiguo.
Pese a todas las dificultades que cualquier cambio de este calado puede suponer, la realidad obliga a avanzar en todos los aspectos desde el diálogo social y el cuidado medioambiental. Por ello y tras tantos años en que ha habido más palabras que decisiones reales, creemos indispensable traer al debate ciudadano el acuerdo que el Ayuntamiento de Graus tomó por unanimidad de sus representantes públicos, en febrero de 2018 por la que se instaba al Ministerio de Fomento y a, la entonces, Consejería de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda de la DGA, para que iniciaran, los estudios y especialmente estudio de viabilidad económica así como los trámites necesarios para la construcción de una variante al paso de la carretera A-139 por el término municipal de Graus.
Creemos que esta puede ser la oportunidad para resolver un problema de viabilidad urbana que no hace más que agravarse con el tiempo y para lo que es preciso armonizar las necesidades del tráfico que se dirige hacia el valle del Ésera con la movilidad sostenible de los propios habitantes de Graus, todo ello con el respeto a la naturaleza y a la cultura que dan carta de naturaleza a este trozo de Ribagorza.
Para ello, solo el diálogo y la buena disposición de los agentes sociales de la localidad pueden ser la herramienta de éxito de esta propuesta que debe obligar al consistorio a establecer un plan de trabajo con todas las instancias vinculadas para alcanzar esta antigua reivindicación que ahora la historia pone en manos de las grausinas y grausinos de 2024.
Este recorrido histórico, social y humano nos parece digno de todo apoyo y aunque a buen seguro que no faltarán objeciones, algunas desde una visión celosa de cualquier cambio que pueda alterar lo ya conocido y otras desde una percepción crítica al modelo de transporte.
Sin duda es cierto que las exigencias de la adaptación a los límites del planeta debieran obligar a un replanteamiento profundo de las comunicaciones y el modelo de movilidad y en ese sentido tendría poco sentido alterar un espacio natural de gran valor y aprovechamiento vecinal en un horizonte de futurible disminución del tráfico rodado. Sin embargo la realidad cotidiana obliga a realizar un ejercicio sincero de equilibrio entre los beneficios de esta propuesta y los perjuicios esperables porque una sociedad civil desarrollada puede y debe debatir los escenario compartidos más adecuados en una convivencia ciudadana.
Algunas referencias en medios aragoneses: